Este control es el encargado de compensar la alinealidad que presenta el oído a la hora de percibir los sonidos de diferentes frecuencias y que es mucho más acusada a niveles de presión sonora bajos. Esto es lo que representan las curvas de Fletcher-Munson, a partir de las cuales se diseña este control.

El control fisiológico de sonoridad trata de aplicar un realce sobre aquellas frecuencias que, a medida que disminuye el volumen, son más difíciles de percibir. Por lo general se aplica un realce en bajas y altas frecuencias, ya que es donde nuestro oído pierde sensibilidad, tratando de mantener inalteradas las frecuencias medias. Por lo tanto este control funciona de acuerdo a la variación de volumen del reproductor utilizado.

Su aplicación más común es la simulación de una audición en directo en un recinto de reducidas dimensiones. En ese tipo de recintos, el volumen que se aplica no puede ser elevado, con lo que se trata de obtener la misma sensación que a volúmenes altos, donde el oído presenta una alinealidad menos acusada.

Otro ejemplo para entender su uso es el de las bandas sonoras de películas. Generalmente estas composiciones se crean a volúmenes mucho más altos que los que escucharíamos normalmente. A volúmenes más bajos las voces cambian, los graves se pierden y la sensación general deja de ser la original. El control fisiológico de sonoridad trata de mantener la misma riqueza sonora independientemente del volumen de reproducción.

La figura mostrada a continuación presenta un ejemplo de tabla de realces para las frecuencias de 100Hz y 10kHz a medida que el potenciómetro de volumen aumenta:

El siguiente applet permite ver el funcionamiento del control fisiológico de sonoridad. A medida que se modifique el volumen, la ganancia aplicada a cada filtro variará automáticamente, tratando de ajustar los niveles a la respuesta de nuestro oído y por tanto, simulando cómo se percibirían las distintas frecuencias a un volumen mucho mayor.

El applet se ha diseñado mediante la conexión en serie de un filtro paso bajo y otro paso alto, que modifican sus ganancias en fución de los valores de la tabla mostrada más arriba.

Notas:

• Se recomienda tener los altavoces ajustados a un volumen elevado para percibir mejor el efecto.
• El usuario podrá comprobar que, cuando el volumen baja, la claridad sonora (sobre todo en altas frecuencias), es mayor si el control fisiológico de sonoridad está activado (úsese el bypass).
• Es una buena opción familiarizarse con el audio e ir combinando el uso del control bypass y del volumen. De esta manera, el usuario podrá comprobar al final, que un control de loudness aporta mucha más viveza al audio en general cuando el volumen es bajo, dando más presencia a las bajas y altas frecuencias, haciendo que percibamos la misma sensación que a un volumen mayor.
• El control Bypass hace más significantes las diferencias en el uso de este control.